MUJER ¿SUJETO U OBJETO?

PARA VENCER LA DESCRIMINACIÓN HAY QUE VENCER TABÚES Y NORMAS PARA MODIFICAR LOS VALORES

QUIERO CAMINAR SIN QUE ME JODAN

jueves, 30 de octubre de 2014

Para quienes no saben, Guapas es una telenovela argentina producida por Pol-ka Producciones. La serie es original, escrita por Leandro Calderone y Carolina Aguirre, dirigida por Daniel Barone y Lucas Gil.
Comenzó a ser  transmitida en su país de origen en marzo de este año, y en Uruguay en el mes de agosto.


La historia se centra en la vida de cinco mujeres de 30 y 40 años de edad, que se conocen tras el cierre de un banco. Estas son: Mónica (Mercedes Morán), Mey (Carla Peterson), Lorena (Florencia Bertotti), Laura (Isabel Macedo) y Andrea (Araceli González).

Algunos de los títulos de los capítulos de esta novela son:  

1.    Laura no pega una: nuevo desconsuelo en el amor
2.    El Dr. Muller, más frio que nunca con Lorena
3.    Mónica decide olvidarse del Tano.
4.    Andrea no entiende a Alejandro.
5.    Dos hombres por el amor de Andrea.
6.    Pablo acepta a Laura a pesar de todo.
7.    Dos mujeres tras un mismo amor.
8.    Un hombre aparece en la vida de Laura para reemplazar a Pablo.
9.    La violenta reacción de Laura por el beso de Pablo y Cinthia.
10. El Facha Salvatierra conquista a todas las Guapas.

Si buscamos un factor común en todos ellos rápidamente nos daremos cuenta de una actitud femenina en relación a una actitud masculina.
Esta relación se ve presente en cada uno de los capítulos de la comedia.
Por un lado Mónica, una mujer que le teme al amor, un fuerte miedo de volver a sufrir violencia de género.
Mey, enamorada de un hombre casado que todos los días de su vida le promete que va a dejar a su mujer.
Lorena, enamorada de su jefe, está siempre para él y lo ayuda en todo, pero nunca le dijo sus sentimientos.
Laura continúa enamorada de su ex, a pesar de que ella decidió terminar con la relación.
Andrea: su esposo le da vergüenza, no tiene claro lo que busca, pero de todas formas sigue enamorada de él.  Además es alcohólica y no trabaja.

Estas son, en un pequeño resumen, las historias que encabezan cada una de las actrices, buscando reflejar tipos diferentes de historias de amor en las que se puede encontrar una mujer.
A pesar de narrar estos relatos con humor y dinamismo, no es muy difícil darse cuenta que cada uno de los capítulos están dirigidos íntegramente a una situación compleja en la que estos personajes femeninos deben solucionar con su posible pareja.
En la vida de estas mujeres su tema central es ESE hombre que ellas quieren, y todo lo que deben hacer para llegar a ellos, para satisfacerlos, para gustarles, y así no permitir que las abandonen, y cuando esto ocurre las mujeres se deprimen y las escenas pasan a tomar un sentido más trágico. Mientras que, por otro lado, es el hombre quien las acepta o no, el que se enoja, ellos continúan con su vida, con su trabajo, algunos de ellos con su otra pareja, o disfrutan con sus amigos.
Se ve a la mujer en un plano dependiente del hombre, en el que su vida gira en torno a lo que este quiere  y decide, un perfil de mujer que intenta ser audaz y atrevida, pero que siempre vuelve a caer por culpa de ESE hombre.  La mayoría de ellas son trabajadoras,  se juntan entre ellas y se divierten, creemos que es bueno destacar esto, ya que se abandona la perspectiva de la mujer ama de casa, en la que su vida gira en torno a las actividades domésticas.    
Para culminar creemos que es importante ir al principio, el nombre de la novela, Guapas. Cuando escuchamos la publicidad de este programa, nos esperabamos una historia de mujeres audaces, valientes, luchadoras, GUAPAS, pero al verla descubrimos que lo que ellas quieren es tener ese perfil, lograr desprenderse de la sumisión de aquél hombre que aman. Pero las historias no giran más que en ese círculo, en el que todo lo que hacen es a partir de ellos, terminan borrachas en un bar, se angustian, toman malas decisiones y demás. Un ejemplo claro es cuando Andrea (Araceli González) se separa de su marido, se convierte en una inútil, no sabe hacer nada sin él, demuestra totalmente su gran dependencia, y por eso lo necesita con ella.


miércoles, 22 de octubre de 2014






¿Qué buscamos al momento de preguntar a diferentes mujeres por una actitud machista y una masculina?
  •   Recordar nuestro objeto de estudio: el machismo en las mujeres.
  •  Comprobar que consciente o inconscientemente las mujeres guardamos y tenemos actitudes machistas.
  •  Hacer ver que las respuestas a la pregunta: ¿Qué actitud masculina tenes? son también maneras de ejercer y mantener vivo al machismo.   


En primer lugar queremos decir que no hubo mujer que expresara: “No tengo ninguna actitud machista”. Inclusive respondieron rápido, no les fue difícil bajar a tierra expresiones claras del machismo tradicional. Lo que nos confirmó que pese a los grandes avances que hubo en torno a este tema no se han eliminado por completo las tradiciones establecidas de que, por ejemplo el hombre paga y la mujer limpia.
En segundo y último lugar, el hecho de que tengamos internalizado y aceptado que existen actividades que son masculinas y otras femeninas es también un rasgo del machismo en la sociedad. ¿Por qué decir malas palabras es de hombre? ¿A caso una mujer no puede hacerlo? Sin embargo, no lo pensamos, directamente lo etiquetamos como algo masculino.
Es hora de romper las barreras, de reflexionar, de pensar que no todo lo que es aceptado por la sociedad es lo correcto.

Vamos, ¡derribemos juntas ese muro! 


jueves, 16 de octubre de 2014


Siempre
  0 (0%)
La mayoría de las veces
  3 (30%)
Por igual
  7 (70%)
Nunca
  0 (0%)

Votos hasta el momento: 10
Encuesta cerrada 

Pese a que muy pocos se animaron a participar de la encuesta se puede observar que a partir de la pregunta ¿El hombre debe pagar la cuenta? un 70%, es decir la mayoría, respondió que debe hacerse por igual. Sinceramente no nos sorprendió, aunque creamos que no es eso lo que piensan y creen realmente. 
Al momento de plantear la pregunta buscamos confirmar lo que creímos que iba a suceder: temor ante la presión del gran auge de los discursos igualitarios.  
No pensamos que las respuestas hayan sido totalmente sinceras, ya que en el día a día escuchamos repetidamente las frases: "A mí me gusta que me pague él"; "Es de caballero que pague el hombre"; "Que patético que me haga pagar a mí". 
Cuando participamos de una encuesta intentamos responder lo mejor posible, no lo hacemos libremente sin fijarnos en las opiniones de los demás. Pese a que sean anónimas siempre está el temor de que alguien descubra nuestro nombre y con ello nuestras respuestas. 
Inclusive aquellas que creen que el hombre debe pagar pueden entender racionalmente que no debe ser así, pero eso no quita que sigan creyendo que es de caballero y es lo correcto. Además está en juego las miradas externas. Las amigas, las conocidas, que preguntan : "Y... ¿Te pagó él?". Entonces ahí aparece el temor a ser mal juzgadas por los valores tradicionales. 

jueves, 9 de octubre de 2014

07:30 apago la alarma. Vuelvo a abrir los ojos, y miro la hora, 08.15. Me doy cuenta de la hora y hago todo lo más rápido que puedo y salgo corriendo para la facultad. 
Manejando por la rambla del Parque Rodó, en una hora pico, en la que muchos uruguayos nos dirigimos con destino al centro me encuentro con un auto que hasta hoy recuerdo su color y marca, un Chevrolet Aguile negro. Iba por el carril de la izquierda a una velocidad aproximada de 30 km/h. Intento pasarlo una, dos veces sin reacción alguna del conductor. Detrás de mí se comienza a acumular una cantidad de autos de los que espero próximas bocinas. Por mi mente pasan un millón de cosas y es allí que mi inconsciente revela un pensamiento que hasta entonces creía inexistente; "debe ser una mujer y encima una vieja". Cuando logro pasarlo miro por el espejo buscando identificar el rostro de ese auto. Me sorprendió la figura de un hombre. Olvido todo lo sucedido y me percato de mí misma, "acabo de hacer algo que intento evitar que ocurra" pienso. 
Esto me lleva a muchos otros pensamientos, ver una mujer manejando un taxi, un ómnibus o un camión, y sorprenderme, comentárselo a alguien.  Son las situaciones cotidianas las que nos revelan pensamientos inconscientes. 
Luchar contra algo no implica no hacerlo, sino ser conscientes de que lo hacemos e intentar cambiarlo. 

lunes, 6 de octubre de 2014


En la historia existió una época en la que los roles de la mujer y el hombre estaban claramente definidos. Por un lado el sexo masculino se dedicaba a la búsqueda del alimento y más adelante era el encargado de conseguir el capital para adquirirlo. El sexo femenino ocupaba el rol doméstico basado en la limpieza, cuidado de niños, cocina y las demás actividades que involucra al hogar.
Con el avance de los años y con el cambio de la historia estos roles determinados se fueron difuminando cada vez más, concluyendo hoy en día en roles más repartidos.
A pesar de estos cambios que se ven claramente en el actuar de familias y parejas, nuestro inconsciente conserva aspectos tradicionales que son aquellos que la publicidad utiliza para vender.Un caso muy claro es el del producto Mr. Músculo.
Muestra la situación en la que una mujer ante la desesperación de encontrarse en una cocina en la que la grasa, aceite y restos de comida inundan el lugar, es sorprendida por un hombre musculoso quién le presenta un artículo de limpieza casi mágico, soñado e increíble que logra remover todo tipo de suciedad en la cocina. La mujer, cual cuento de hadas, se ve ayudada, comprendida y salvada por un hombre que la dirige a la solución.
Entonces, evidentemente, siguen existiendo y teniendo éxito este tipo de comerciales. La publicidad utiliza aspectos inconscientes del humano con el objetivo de "manipular" nuestra compra.
Por otro lado encontramos otro tipo de publicidades que dirigidas también al sexo femenino, y utilizando esta concepción tradicional de la mujer en la cocina, le dan otro valor con el objetivo de exaltar a la mujer. Como el caso de la tarjeta de crédito Women
Entonces es un mismo punto de vista llevado a cabo desde diferentes perspectivas del hombre. Es decir, en ambas publicidades se ubica a la mujer en la cocina por lo que se conservan las concepciones tradicionales ya habladas, la diferencia radica en la posición que toma el hombre. En una de ellas se lo representa como un superhéroe, capaz de solucionarlo todo, y en la otra más dependiente en las tareas del hogar. Lo que no le quita a la mujer el rol de ama de casa. 

domingo, 5 de octubre de 2014

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